Wednesday, September 14, 2011
ASÍ NACIÓ LA CRUZ ROJA by JAIME LOZANO RIVERA
El viernes 24 de junio de 1859 en Solferino (Italia) libraron un encarnizado combate, de más de 18 horas, los ejércitos de Francia y Cerdeña contra las fuerzas del emperador de Austria. El resultado de la batalla fue la más terrible matanza que se hubiese visto hasta entonces. Cuando el velo del crepúsculo caía sobre ese extenso campo de estragos, llegó a Solferino un Suizo, llamado Jean Henry Dunant (1828-1910). Un cuadro aterrador se ofreció pronto a sus ojos: en el campo de batalla e inmediaciones yacían numerosos heridos de uno y otro bando – cerca de 9.000 – expuestos a morir en el más completo desamparo. Los que otrora fueran gallardos combatientes, se mostraban como seres desvalidos, sedientos de compasión y ayuda. Con los limitados recursos económicos que tenía a su disposición, Dunant acudió en socorro de las víctimas, deslizándose entre charcos de sangre y legiones de moscas que al sitio llegaban como heraldos de la muerte. Mientras se inclinaba sobre los cuerpos destrozados, el auxiliador escuchó repetidamente un reproche en boca de los agonizantes: ¡combatimos como unos valientes y ahora se nos abandona!. Impresionado, Dunant tomó la iniciativa de organizar a la población civil, especialmente mujeres y las chicas jóvenes para proporcionar asistencia a los soldados heridos, sin fijarse en qué extremo del conflicto estaban, por el lema “tutti fratelli” (todos somos hermanos). Al regresar a Ginebra, perseguido por la evocación de la atrocidad de cuanto había visto en tierra lombarda, Dunant escribió en 1862 un libro que muchos europeos leyeron conmovidos: “Un recuerdo de Solferino”. Testimonio escalofriante que nos recuerda los horrores de la guerra. En palabras del autor: “El sol del 25 alumbró uno de los más espantosos espectáculos que pueden ofrecerse a la imaginación. Todo el campo de batalla está cubierto de cadáveres de hombres y caballos; los caminos, las zanjas, los barrancos, los matorrales, los prados están sembrados de cuerpos muertos, literalmente amontonados…aquí y allá charcos de sangre. Muchos moribundos suplicando que se les diera de beber, que vaciaran sus cantimploras…”. Después de haber descrito las secuelas inmediatas de aquél episodio de guerra, el noble filántropo hizo a toda la humanidad una proposición: “Hay… una llamada por hacer, una súplica que dirigir a los hombres de todos los países y de todas las clases sociales…puesto que las guerras no pueden siempre evitarse ¿no es urgente insistir en que se procure prevenirlas o por lo menos suavizar sus horrores?”. Cuatro ciudadanos Suizos Gustave Moynier, Louis Appia, Theodore Maunoir y Guillaume Henry Dofour se asociaron a Dunant para trabajar en favor de la humanitaria propuesta. El 17 de febrero de 1863 formaron el Comité Internacional de Socorro, también llamado el Comité de los Cinco, cuyo primer objetivo fue reunir en Ginebra una conferencia internacional de expertos representantes de 16 países. En ella se fijaron las bases de un movimiento humanitario que se consagraría en todo el mundo a prestar asistencia sanitaria a los heridos de guerra, mediante un servicio voluntario y neutral. Otro logro del Comité se cumplió al obtener del Gobierno Helvético la convocatoria de una conferencia diplomática para adoptar un mecanismo internacional sobre el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en los campos de batalla. Tal conferencia se reunió en Ginebra en agosto de 1864 y en ella tomaron parte la Confederación Suiza, Badén, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Hesse, Italia, Holanda, Portugal, Prusia y Wurtemberg. Los plenipotenciarios suscribieron allí el primer Convenio de Ginebra, instrumento con el cual empezó a ser codificado el Derecho Internacional Humanitario DIH. En ese Convenio se adoptó como emblema de su protección el signo de la Cruz Roja sobre el fondo blanco (la bandera de Suiza). Hacer uso de este logo está terminantemente prohibido a terceros, sin embargo, organizaciones rebeldes y gobiernos inescrupulosos se han valido de él para engañar al adversario. Según el DIH, el uso abusivo de estas insignias en operaciones que no sean humanitarias se considera “perfidia” y constituye una violación de las Convenciones de Ginebra, en consecuencia, puede ser sancionado en los Tribunales Internacionales. En 1901 Dunant recibió el primer premio Nobel de la Paz por su papel al fundar el movimiento internacional de la Cruz Roja e iniciar la Convención de Ginebra. En estos términos recibió las felicitaciones: “No hay hombre alguno que merezca más este honor, pues fue usted quien puso en marcha la organización internacional para el socorro de los heridos en el campo de batalla. Sin usted, la Cruz Roja, el supremo logro humanitario del siglo XIX probablemente nunca se hubiere obtenido”. El Comité Internacional de la Cruz Roja CICR recibió el mismo galardón en 1917, 1944 y 1965. Algunas sociedades, en una interpretación errónea de la naturaleza neutral e imparcial de la Organización Humanitaria, han asociado el símbolo de las dos líneas cruzadas con el cristianismo. Los países islámicos le informaron al CICR que en lugar de la cruz roja usarían la media luna roja. En Israel optaron por la estrella de David. Las tres religiones monoteístas (cristianismo, islamismo y judaísmo) han querido mantener sus respectivos símbolos demostrando que el fundamentalismo, la intolerancia, la irracionalidad, la voluntad de imponer dogmas propios como códigos de conducta general y la intromisión de la religión en la vida civil, sigue estando presente en todos los conflictos. Cuando esto ocurre, el problema se intensifica y se extiende geográficamente a los demás creyentes de la misma fe donde quiera que se hallen en el mundo. Todos predican un Dios clemente y misericordioso, pero se matan los unos a los otros debido a las maneras diferentes de entender ese mismo Dios. Para evitar el enfrentamiento entre esos emblemas cargados de connotaciones religiosas, los miembros de la Federación en Ginebra, el 08 de diciembre de 2005 aprobaron un nuevo símbolo: el cristal rojo (un rombo rojo). El cristal se asocia al intelecto y a la suma de contrarios: Es materia pero deja pasar la luz. Lo cierto es que llámese cruz roja, media luna roja, estrella de David ora cristal rojo, en donde se presente una catástrofe provocada por el hombre (conflictos bélicos, éxodos) o desastres naturales (terremotos, inundaciones, sequías, hambrunas, etc.) o en otras actividades humanitarias (intercambio de prisioneros, búsqueda de desaparecidos), el CICR, fiel a la inspiración de su fundador Dunant, estará ahí para prestar asistencia y proteger la vida y la dignidad de las víctimas, sin discriminación por motivos de sexo, raza, nacionalidad, clase social, religión u opinión política. En honor a Jean Henry Dunant, el 08 de mayo (día de su natalicio) celebramos el día internacional de este movimiento de ayuda humanitaria.
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